Sí, pero aquí somos todos masoquistas.

América, la chica de los ojos grises y el pelo llameante, había visto muchas películas. Se pasaba la mitad de la vida viendo películas, y la otra mitad soñando despierta. Pero claro, no eran películas corrientes, que va, eran hermosas historias de amor eterno y romanticismo en cada frase del guión. Escenas con velas, rosas, y besos al atardecer.
América siempre quiso vivir su propia historia de película, pero descubrió que el amor es dolor. Desde entonces, es la más grande masoquista del mundo mundial.