Quise contar una historia, pero nunca supe muy bien como hacerlo. Empecé por el final, di vueltas y más vueltas, y terminé enredada entre mis propias palabras. Intenté dibujar imágenes con una pluma, pero eran efímeras. Probé con todo, quemé los borradores una y mil veces. Y justo cuando me iba a dar por vencida, lo entendí. Todos los intentos, todo lo que había creado, estaba ahí. Solo faltaba yo, y me estaban esperando. Ahora, de la mano de Imaginación, abraza por Inspiración y en busca de Historia, decido continuar con la aventura que emprendí un día y que nunca conseguí terminar.
Quizá por el camino encuentre una musa.
Quizá caiga una estrella.
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