Kira corría por el callejón todo lo rápido que la permitían sus piernas. Llevaba bajo el brazo la armónica que había conseguido rescatar de la pira donde se estaban quemando todo aquello que pudiese producir música. Pasaba fugaz por delante de soldados que, al ver el objeto brillante entre sus manos, daban la voz de alarma. Pero Kira no iba a parar.
Llegó a los túneles después de correr durante dos horas sin parar. Lo había conseguido. Resoplaba e intentaba llenar de aire sus pulmones. Aunque los demás no lo entendieran, había valido la pena arriesgarlo todo por esa armónica.
"Voy a hacer al mundo bailar, y así podremos ser felices durante un rato"
No hay comentarios:
Publicar un comentario