Luces de neón iluminan la ciudad, intentando deslumbrarla. Los ojos vacíos de los maniquíes la miran desde los escaparates. Si puedesen sentir algo, sería envidia, porque aunque hacía horas que se le había corrido el maquillaje y la ropa ya no estaba tan lisa como al salir de casa, iluminaba las calles por las que pasaba. La sentaba bien volver a ser feliz.
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