Dos hombres le llevaban por el estrecho pasillo iluminado tan solo por unas luces amarillentas. Le sujetaban con firmeza por mucho que se debatiera. Finalmente llegaron a la sala donde le interrogaría.
El policía, un hombre de unos cincuenta años, le esperaba con los pies sobre la mesa, tan cómodo como en su propia casa. Los otros dos hombres le sentaron en la única silla vacante y le ataron a ella para asegurarse de que no intentara agredir al jefe.
-Quién eres.- Espetó.
-Mis enemigos me llaman Caronte. - dijo mientras le miraba desafiante.
El policía bajo los pies de la mesa y junto las manos, a la vez que le decía con una mirada que no tenía tiempo para juegos.
-No tengo mucha paciencia, te lo advierto. Ahora dime quién eres.
-El que te llevará al inframundo. - se burló.
-Estas jugando con fuego, chaval. Te lo preguntaré una vez más. Tu nombre.
El interrogado disfrutaba haciéndose de rogar. Desde luego, si pensaba que le iba a soltar tan preciada información a la primera de cambio, la llevaba claro.
-Ya te lo he dicho, me llaman Caronte, y soy un viaje caro hacia el infierno.- contenía la risa entre dientes, desquiciar a la gente era su pasatiempo preferido -Asegúrate de tener con qué pagarme.
- Ya está, tú te lo has buscado. ¡Guardias! Llevaos a este desgraciado y aseguraos de que lo alimenten solo de pan y agua durante una semana- ordenó.
Una vez de vuelta en la celda, Yago pensó en ella. Y en que tenía que salir de allí fuera como fuese. Tenía que ayudarla a encontrarse. Quizás la próxima vez le contaría todo a ese maldito hijo de puta que le mantenía preso, pensó, pero sólo para que le dejase salir de allí.
-Hay pequeña- se lamentó para si - yo estoy tan perdido como tú.
Esta historia tiene muy buena pinta!
ResponderEliminar(el nombre de Caronte le va genial)
Un beso enorme :)
HagaSea lo que sea que haya hecho, Caronte(Yago) me cae genial!, además no tiene que ser mal tipo si enuna situación así lo primero que iensa es en ella :)
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