-¿Phoebe?
Articular palabra era una ardua tarea cuando tenías la boca tan seca como la tenía Rulo, y las cuerdas vocales inutilizadas desde hacía exactamente dos años, tres meses, una semana, tres días, doce horas y aproximadamente veintisiete minutos. Si, Vera había calculado con precisión el tiempo que había pasado desde que Rulo entrara en el coma. Madres sólo hay una.
-Rulo- Las lágrimas descendía por el rostro de Vera, quien era incapaz de retenerlas. -Rulo, por fin has despertado.
-¿Dónde estoy?- cada palabra era un mundo.
-Shh, cariño, no hables, descansa.
-Pero...¿Qué ha pasado? Dónde... ¿Dónde está Phoebe?
-Descansa, mi vida, ya hablaremos luego, que tendremos mucho tiempo.
-Sí, claro.- En ese momento, se giró, desconcertado. -Pero... ¿Tú quién eres?
Experta en descifrar silencios y crear ilusiones. Bienvenidos a la era de los sueños improbables.
Primavera, déjate aparecer por aquí.
La soledad oprime. Oprime el pecho como una firme garra de la que no te puedes desasir. Un suspiro tras otro, pues el único placer que tiene la soledad forzada es sentir como el aire inunda tus pulmones, sin llegar a llenarlos. Porque hay un vacío. La soledad es eso, un vacío que no se llena ni con aire, que dicen que entra incluso donde no hay nada. Me gusta imaginarme ese hueco como una especie de agujero negro en mitad de mi pecho (si, ahí en medio, que es donde más duele). Un agujero negro que a falta de materia absorbe felicidad. Y aire, a lo mejor por eso nunca llega a mis pulmones. Pero sólo son imaginaciones... Realmente es mucho peor, porque no hay nada. Por no haber no hay ni un agujero negro contra el que expresar mi rabia. Anda, pero es que tampoco hay rabia...
Sólo soledad...
Sólo soledad...
1,2,3, pierdes otra vez.
Eran tres, siempre juntas, siempre unidas, siempre especiales, siempre únicas.
Hasta que el lobo se comió a una.
Y le gustó tanto, que le pasó lo mismo que al cocodrilo con el Capitán Garfio. Oh, pero el lobito no hacia tic-tac-tic-tac para alertar de su presencia. Él, se relamía, y las tres mellizas, fueron sus primeras presas.
Y desde entonces la Bruja Aburrida está aún más aburrida. Creo que se tira de los pelos desde que las mandó al cuento de los Tres Cerditos.
Pobre bruja, pobres niñas, y pobre lobito, no sabían lo que hacían.
Pero el lobo sigue con hambre... ¿Donde estás, Caperucita? Me han dicho que sabes deliciosa. Auuuuuuuuuuú.
Hasta que el lobo se comió a una.
Y le gustó tanto, que le pasó lo mismo que al cocodrilo con el Capitán Garfio. Oh, pero el lobito no hacia tic-tac-tic-tac para alertar de su presencia. Él, se relamía, y las tres mellizas, fueron sus primeras presas.
Y desde entonces la Bruja Aburrida está aún más aburrida. Creo que se tira de los pelos desde que las mandó al cuento de los Tres Cerditos.
Pobre bruja, pobres niñas, y pobre lobito, no sabían lo que hacían.
Pero el lobo sigue con hambre... ¿Donde estás, Caperucita? Me han dicho que sabes deliciosa. Auuuuuuuuuuú.
Oh captain, my captain.
Aaaayy. La de un pirata es la vida mejor, no tiene preocupación. Es muy descansada y muy bien pagada, el oro se tiene a montón. ¡El oro se tiene a montón!
En momentos como este lo daría todo por surcar los mares a bordo de un navío. O ser un poco pirata.
En momentos como este lo daría todo por surcar los mares a bordo de un navío. O ser un poco pirata.
Latido a latido.
Pi, pi, pi, pi, pi
Otra vez ese pitido tan molesto... ¿Es que no puede apagarlo nadie?
Pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi
Y dale, que no para. Ya no dejan a uno ni morirse en paz.
Pi, pi, pi, pi, pi, pi
Para, para, para, para, ¡PARA!
Mis ojos se abrieron de golpe, y de pronto esas odiosas paredes blancas que no decían nada. Blancas, impolutas, como si nadie se hubiese atrevido a ensuciarlas.
-¡Rulo!
Otro sonido, y mas estruendoso que el pitido. Que sitio más horrible.
-¡Rulo! - El grito se convirtió en un susurro y un cuerpo se abalanzó sobre el débil cuerpo que reposaba en la camilla tan blanca como las paredes, excepto por el bordado azul con el nombre del hospital que las cruzaba.
-¿Phoebe? - consiguió articular al que había llamado Rulo.
-Cariño, has despertado.
PD: Unos extraterrestres me han abducido y he pasado con ellos el mes de enero (aVenusnollegaelInternet) Me han inspirado un par de historias que estoy deseando contar, así que cuando tenga tiempo, inspiración y demás seguiré escribiendo. Paciencia, y agradeceros a los que seguís ahí eso mismo, que sigáis.
Me voy a la NASA, a contarles que están buscando vida en el planeta equivocado. Pero volveré. En breves. Espero.
Otra vez ese pitido tan molesto... ¿Es que no puede apagarlo nadie?
Pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi
Y dale, que no para. Ya no dejan a uno ni morirse en paz.
Pi, pi, pi, pi, pi, pi
Para, para, para, para, ¡PARA!
Mis ojos se abrieron de golpe, y de pronto esas odiosas paredes blancas que no decían nada. Blancas, impolutas, como si nadie se hubiese atrevido a ensuciarlas.
-¡Rulo!
Otro sonido, y mas estruendoso que el pitido. Que sitio más horrible.
-¡Rulo! - El grito se convirtió en un susurro y un cuerpo se abalanzó sobre el débil cuerpo que reposaba en la camilla tan blanca como las paredes, excepto por el bordado azul con el nombre del hospital que las cruzaba.
-¿Phoebe? - consiguió articular al que había llamado Rulo.
-Cariño, has despertado.
PD: Unos extraterrestres me han abducido y he pasado con ellos el mes de enero (aVenusnollegaelInternet) Me han inspirado un par de historias que estoy deseando contar, así que cuando tenga tiempo, inspiración y demás seguiré escribiendo. Paciencia, y agradeceros a los que seguís ahí eso mismo, que sigáis.
Me voy a la NASA, a contarles que están buscando vida en el planeta equivocado. Pero volveré. En breves. Espero.
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