La vida es una trampa

La vida es una trampa

Hay quien dice que antes éramos libres. Hablan de un tiempo en el que la gente podía decir lo que pensaba y las risas se oían en los parques. Que los cafés estaban llenos de pensadores o de gente que veía la vida pasar, sin más. Trabajaban para alcanzar un buen nivel de vida, y podían elegir qué hacer. Cuentan que había tiempo libre que se podía emplear en cualquier cosa que se te ocurriera, y cuentan también que podías elegir a tu pareja.

Dicen que todo esto pasó, y que fue cierto un buen día, hace muchos años. Los ancianos lo recuerdan y lo cuentan temerosos de que les oigan oídos indiscretos, pero deseosos de que algún día sus descendientes puedan vivir esa realidad. Quizá valga la pena ser fusilado si alguien se atreve a reivindicar sus derechos.

Ahora, puños de hierro controlan todas las vidas. Las personas no son más que números y son tratadas como animales que solo sirven para trabajar y perpetuar la existencia de la raza. La existencia es gris, la alegría es penalizada y el amor condenado a muerte.


Bienvenidos a Pandora.


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