Mundo, hoy soy mejor que tú

¡Me dejas sin palabras, maldita sea!

¿No te das cuenta, estúpido, de que no soy capaz de articular palabra cuando veo el reflejo del sol en tus ojos claros? Que me dan pequeños infartos cada vez que tu boca se acerca a la mía. Que mi corazón se acelera cuando apartas tu maldito egocentrismo y me miras como si en el mundo no existiera nadie más.
Pero tú, niñato egoísta, te empeñas en no verlo. Y yo, pequeña cobarde no sé como gritarlo más fuerte.
Y acabamos enfrentados en un pulso sin sentido del que los dos salimos heridos sin apenas darnos cuenta. Tú por perderme, yo por no ser capaz de retenerte.


Somos dos equivocados, pero por mí el mundo se puede ir a la mierda. Voy a estar dándole patadas hasta que reconozca lo nuestro.




Y puedo llegar a ser muy cabezota.

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