El Polvo lo cubría absolutamente todo. Cenizas. Caían del cielo imitando un patético intento de lluvia. Ceniza por todas partes.
"Polvo sois y en polvo os convertiréis".
Las palabras de La Monstruosa resonaban su cabeza. Nunca habían estado tan cerca la una de la otra. Frente a frente. El odio asomándose en sus ojos. Tan cerca que si alargaban la mano podría estrangularse mutuamente. Y quizás habría sido lo mejor.
Polvo y cenizas por todas partes.
-¿Por qué?
Kira la miraba a los ojos, y no conseguía entender cómo una sola persona era capaz de causar tanto sufrimiento sin siquiera parpadear. Había chasqueado los dedos y acabado con una ciudad entera. Ahora todo eran cenizas. Pero ella seguía allí. Todo lo que había querido alguna vez se había ido, pero ella seguía allí, con los pulmones ardiendo y el corazón hecho pedazos, pero viva.
-Muchos quieren someter al mundo, pero pocos son los que lo consiguen- La Monstruosa se dio la vuelta y echó a andar, alejándose de Kira -. Tiene que quedar alguien vivo para contarlo.
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