Tú tan Peter Pan y yo con mi maldito complejo de Capitán Garfio

Tienes corazón de veleta.
Lo sé, lo he visto.


Yo era feliz antes de conocerle a él. Creía que tenía todo lo que se podía desear, no necesitaba nada más. Por no necesitar, no necesitaba nada ni a nadie. Estaba centrada en mi misma, en ser mi mejor versión posible.

Y entonces llegó él. Ni siquiera recuerdo cómo pasó, solo que de repente, la mecánica de mi corazón empezó a funcionar del revés. Arriba se convirtió en abajo, y el tiempo pasaba a trompicones. La espera insoportable, la incertidumbre demoledora. Las decepciones, a montones.

Ahora, viéndolo desde otra perspectiva, menos abrumadora, he decidido no voy a esforzarme por entenderlo, por entenderle. Ha sido duro quitarse la tirita, dudar entre arrancarla del tirón o quitarla poco a poco. 
Arráncala. 
Duele más, pero dura menos.

Pasan los días, las horas y los minutos. 
La herida se va cerrando, pronto no quedarán ni las cicatrices.
Por lo menos ya hemos dejado de jugar a hacernos daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario