Vengo a regalarte el resto de mi vida.

La lluvia había parado hacía rato, las rosas aún dejaban ver restos de la tormenta en sus pétalos, y las lombrices empezaban a aparecer en la tierra mojada. Caracoles saludando al sol, que, tímidamente asomaba por detrás de las nubes, deslumbrando al mundo.
Lejos, sentados en su banco, sin prestar atención a nada más que a los ojos del otro, se encontraba una pareja de enamorados. Reían. Sus arrugas se acentuaban, y aunque sus cuerpos eran débiles y su pelo prácticamente blanco, puedo jurar que eran los más felices de aquel parque.

1 comentario:

  1. Qué entrada más tierna!
    Por cierto, Felicidades por el premio en el concuros de "La pArís del 93" :D
    Un beso, te sigo :)

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